Sin titulo

Imposibilidades necesarias para la revolución constante. Imprevistos a la orden del
día. Reconfiguraciones al tiempo, espacio, forma, pensamiento, acción, sensación
y emoción. Se vuelve completamente difícil cuando alguien más te mira 24/7… lo
difícil aquí, no es que te observen todo ese lapso, sino, que parte de lo que están
mirando, interiorizan y se hace propio para ir generando su forma de hacer y
deshacerse. Lo interesante de asomarte a lo profundo del mar es que la presión
aumenta tanto que podría reventar tu sistema auditivo, la oscuridad se densifica y
te envuelve. De pronto ya no eres quien creías ser y nunca lo has sido. Eres mucho
más pequeño de lo que pensabas, tanto que el quark siendo la partícula más
pequeña que integra a los protones y neutrones se vuelve un macro universo donde
todo puede tener sentido o no. Y ambas ópticas son muy válidas y fructíferas.
La nada se ha vuelto mi lugar favorito. Es de ahí donde se ha podido desglosar lo
que nunca me imaginé que podría sentí-pensar. La situación se vuelve muy simple
y clara cuando partes de la nada, entonces, la capacidad de asombro se vuelve tan
pura, ahí emergiendo de cada poro que cubre toda la extensión de la piel. Entonces,
estás ahí en el centro recibiendo el calor que emana el sol, poco después
contemplando lo majestuoso que puede ser una noche al pie del barranco mirando
los tonos claroscuros del cielo cubierto de luces tan pequeñitas… sintiendo el aire,
envolviéndote mientras tu piel se eriza y tus dientes titiritán. Y luego, te hundes en
la profundidad de las pupilas que te encuentras mientras esperas 10 minutos en la
parada del camión para poder trasladarte a cualquier lugar. Ese lapso puede
parecer horas eternas cuando te detienes a observar meticulosamente a las formas
con sus respectivos colores y sentires que están moviéndose alrededor tuyo.
Escuchar tu respiración como primer paso, como se va inflando tu panza al inhalar
y como se siente y escucha el airecito por tu boca o nariz a la hora de salir. Después,
pasar a lo complicado, la intimidad propia, la ajena y la colectiva.
Voltear a la izquierda, a la derecha, mirar como todxs caminan por el espacio
público, como algunos sostienen las miradas acompañada de una discreta sonrisa
y como otros sólo la desvían por temor a que puedan escuchar sus más oscuras y
densos pensamientos. Luego, vienen los sonidos que emite tu cuerpo, y te das
cuenta que cada cosa que tu mirada puede captar pertenece a un conjunto de
sonidos que se traducen en palabras y con esto la capacidad de asombro va
transformándose, alineándose a las estructuras relacionales donde decides
pertenecer.
Estructuras vánales y profundas. Se va conjuntando un todo donde puedes ser y
estar. Un vaivén demasiado desesperante, tanto que lo mejor sería poder hacer que
la cabeza explote para transgredir esa forma que se ha adherido y volver a iniciarla
de una nada.
Puedes darte cuenta que la nada y el todo siempre están ahí, apunto de e bullir y
puedes o bajar la flama, subirla, quitar la olla, poner más agua, tirarla o sambutirte
hasta que te exploten los oídos y tu cara tenga quemaduras de grados muy altos.
Lo que sientas que es necesario en ese momento para generarte bienestar. Se
vuelve divertido, la parte de la creación y manipulación del ser, del saber, del
conocer, del sentir, del mirar, del transgredir (te), de destruir, de relación, de
simplemente estar y no estar. Un tiempo sin tiempo y un espacio sin forma. Las
sensaciones y pensamientos sin filtros. Sin palabras, con una capacidad de
asombro a lo que no tiene estructura.

Lu Aguilar.
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