Al cementerio.

Aquel cuerpo humeante,
desangrado por apatía,
incinerado por el sol.
Gusanos con gafas de estrella.

Rumiantes turistas,
revisan lápidas,
epitafios,
alzan el cadáver.

J

PODER EL CÁNCER QUE NOS INVADE


Hoy, el poder es un cáncer que nos ha invadido por completo, hoy todos tenemos la verdad, todos estamos por encima de los demás, todos somos los superhumanos a quienes nadie puede tocar.
Esto en un boras individualismo, que nos extirpa la sensibilidad hacia los de más.
Hoy todo es competencia, ganancias, consumo, caducidad, tener, poseer, someter, dominar.
Ante todo esto nos llama la urgente necesidad de concebir las soluciones posibles, aquellas que correspondan a este mal, es sumamente urgente que detengamos la nocividad que esta gran máquina del poder está vertiendo sobre todo ser en este planeta.
Es necesario plantearnos si existen salidas viables, o en su caso si debemos construirlas, con la convicción de que no sean aquellas que se planteaban hace 20,100 o mil años.
A ello abra que añadir que los discursos, las formas y las prácticas tampoco sean así de antiguas.
Estamos sin duda en plena transición de era, por la lentitud y abstracción de la misma, no se logra captarla cómo tal, aun así es necesaria esa percepción ante ella.
Asumirnos cómo seres de cambio, actualizados, activos, participativos, propositivos, son acciones que abonan a una posible alternativa para un ligero tratamiento ante este cáncer que nos invade, asumirnos cómo seres pensantes, conscientes, preparándonos, analizando, investigando, estaremos dando nuestra aportación a las salidas que abran de beneficiar a todos aquellos a quienes que no aceptamos dominar ni ser dominados cómo modo de vida.
Eduardo S.
18-abril-2023

The french distpach

Una radiografía tan particular como es el estilo de Wes Anderson, mostrando por medio de la reflexión de el blanco y negro de las palabras que se construyen en una ciudad cualquiera en la que se encontrarán personajes que nos representarán leyendas urbanas.

El humor,, la repetición, así como la atención al detalle con un toque frances que no dejaba de expirar siglo XX. Una critica al consumismo, que no puede vivir por siempre, en un mundo como el que habitamos donde las imágenes se confunden con las insipientes alarmas que no dejan de sonar a la distancia, acalladas por la televisión por nuestras rutinas que no dejan de ser parte de este ejercicio detallado y bien trabajado; dan como resultado un texto,
8si, sabemos que hablamos de una película, pero, aquí las fronteras se diluyen convirtiendo el experimento en una experiencia circunstancial, la escritura fluye junto con el alcohol, las bicicletas, el enjuague bucal y otros diluyentes que no dejan lugar a dudas, estamos viendo a través de la piel el futuro. Uno que ilumina, uno que libera, uno que a pesar de hacerse a piedra, será liberado por la ambición de familias de colocar su nombre en una lapida que serán bañada por el champagne de generaciones que repetirán los errores, o morirán en el intento, la continuación no puede ser una seguidilla de fracasos, ¿o si?

El ritmo se mueve entre el papel, la maquina la exposición lejana que es escrita entre el lujo y el olvido, una palabra no será suficiente para enumerar las agotadas letras que componen está opereta norteamericana-franca-sin fronteras, entre la realidad la ficción y un romanticismo que mantiene a los escritores golpeando las paredes del vecino con toda clase de melodías que se sumaban a la anárquica canción de los reproductores en todas sus formas, siendo nuestra ingenua posición de espectador el que ha de salir a la palestra a terminar la historia con una anécdota de servilleta, o algún tomo de nuestra imaginación inconfundible.
Beber un poco antes de continuar con la no-narración, con el detalle sin contexto, con la imagen que desnuda la obviedad ante nosotros los espectadores que sometidos a este ir y venir de las tomas concretas, apenas un movimiento de hoja, una charla, un interrogatorio, la búsqueda de la creación exprimiendo el dolor.
La confianza de los personajes en una mañana, en un editor que sostiene las paredes de la realidad, incluso después de su muerte, hasta que se impriman los números y se satisfagan las clausulas, mientras tanto, un asesinato, en sus narices.

Detenidamente, la palabra del día.

La calma.

Múltiples maneras de sentirla.

Sensaciones.

La sensación de no saber donde piso ni como piso, incomoda.

Incomodidades crecientes, sobre todo a medio día.

-12:30 pm.

¡Ya casi salgo! Haremos otro termo de café para esperar las 14:00 hrs.

Pensar en como levantarme, mandar dirección al cerebro para que el cuerpo haga lo suyo.

Llegó al mueble de la cafetera, conecto.

Conecto. ¿Conectó? ¿Qué?

Conectar.

Batallo para hacerlo. Me implica dejar el estado de ensimismamiento en el que estoy de forma constante.

Me digo: Bien, ahora vamos a escuchar y observar. Concéntrate. El cuerpo se acomoda a su postura de atención… Pongo la mirada en un punto… Esta vez fue un trozo de papel periódico pegado a una mesa.

Mesa que fue usada para un taller de pascua. Dato importante, acerca del contexto, PONER ATENCIÓN.

Atención, atención, A T E N C I Ó N.

Palabras más, palabras menos. Nunca será suficiente nada.

¿Escribir? ¿Leer? ¿Mirar?

Bloqueos interrogantes.

Bloqueos más, bloqueos menos.

Mis letras favoritas son la O, me encanta su curvatura.

Y el mantra de la O ayudo a mi miedo. Ese gran «O» se volvió parte de mi ritual de valentía durante unos días, donde el dolor físico estaba a la orden del día.

La gran cotidianidad de una farsante

Presents:

¡Menú de hoy!

-Olvidar, OLVIDAR, o l v i d a r que soy humano y en algún momento esto va a parar y no recordaré nada más.

Me aferro tanto a la memoria para darle sentido al presente y a un futuro que no sé si exista en algún momento.

Es complejo apropiarse de discursos, símbolos y estructuras para pretender que la vida tiene una funcionalidad.

Y justo, en este punto detenidamente me pongo a hurgar mi mente, no me gusta hurgarla.

Tiendo a no encontrar nada, un hueco. El hueco que probablemente te lleve a una calurosa madriguera llena de topos o en su defecto, al vacío.

Busco palabras para mandar el mensaje adecuado. No sé cual sea.

Sonríe, puede ser una.

La dejo hasta aquí, porque ya no tengo más que decir. Nunca lo tengo.

Tic, toc, tic, toc…

Desde la ignorancia y el ego, Lu.

señor, me has mirado a los ojos

Atraves de la historia la música ha sido fiel acompañante de los hombres en un sin fin de guerras, aliada presente en sus campos de batalla desde las tristes baladas que cantaban los imperios derrocados hasta los himnos que ensalzan los nacientes imperios y las grandes osadías de sus victoriosos ejércitos y de los que aun en la actualidad, prevalecen algunos himnos de las hoy llamadas naciones, por ello no es de sorprenderse que en la guerra, donde el hombre muestra toda su des humanidad tal arte sea convertida en un arma, forma inverosímil sorprendente o dicho mejor impactante que resulta ser cuando te das cuenta de que el compositor litúrgico de los versos «señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre» en esta canción no hacía referencia al candor de Jesucristo hacia sus feligreses, sino más bien a la fantasía hecha realidad al poder tener niños frente a su cama del monasterio, ellos hincados, él sonriendo, pronunciando sus nombres, según lo revela una investigación retomada por El País en 2021. Cesareo Gabarain compositor de mas de 500 canciones litúrgicas de la iglesia católica fue un pederasta encubierto en su momento por Juan Pablo II, a pesar de ser despedido del colegio donde fue denunciado a principios de los años 80s, solamente se le removió de el y se le puso a cargo de otros coros de niños y jóvenes en la misma España hasta el día de su muerte en el 1991, Saber que la música de este compositor sigue siendo parte de un ritual espiritual en todos los países de habla hispana abre una duda ética sobre la música. ¿es aceptable el arte sin importar su origen?

señor me has mirado a los ojos.


Eliseo Quijano

Boulevard

Por Noviembre Durand

Semáforos

anuncios

serpientes de neón

caras que se derriten velozmente

la procesión del ruido

bocas tragan fuego

bocas escupen fantasmas

cuerpos que disparan palabras

cuerpos que bailan como zombies

al ritmo catatónico del cristal

balas que son máquinas del tiempo

flores que son balas

luz que sangra espectros

resucitan los muertos

en el cadáver de una canción

Dios también baila

¿puedes creerme?

Esta es mi ciudad.

Algunos lloran con las manos

algunos ojos son eclipses

algunos se drogan con promesas

estatuas fugaces

espacios mutilados

por las transparentes trompetas de la muerte

ayer morí en el boulevard

¿ahora me crees?

Esta es mi ciudad.

Poesía, Literatura