Aladas lagrimas.

Entre nubarrones,
albatros en fuga,
Krakatoa en ebullición,
ululantes resoplidos.

Así gozan las mozas,
con tormentas,
fuentes,
lluvia.

Así nace la tierra,
con sus nombres
sus mundos
poesía.

Huyen los ojos,
raspan los dedos,
agotamos los versos,
desquiciando a los presos.

Surda se aferra,
al recuerdo
promesa
encinta.

Por todos los hombres,
por sus infiernos,
por sus silencios,
y nuestros pecados.

Agoto la lengua
en chasquidos,
en palabras,
en lamidas.

Y así las risas,
volando,
así las mejillas,
bailando.


Agente del caos.

Jura

Les escribo a mis hermanos, los esclavos.
Los llamo, por esa promesa ,maldita, la libertad.

Honesta respuesta en ecos ingenuos,
trompetas consecuentes.
Huracanes trogloditas.

Jugarretas del silencio.
El ruido bajo la almohada,
resuenan todos los resortes,
sin ambages.

Instauradas las recompensas,
frigias regiones olvidadas,
o áureas playas africanas,
no sea un tempano en entre el sur y el norte.

Es el fuego que salta y baila,
es la noche que nos oculta de los ojos ignorantes.
Es la llamada de los que hemos probado
el cielo y la tierra.

La sangre correrá por nuestras venas,
nuestros pies probaran a volar,
nuestras palmas rozaran otras,
la saliva caerá cual lluvia entre piernas.

En el sábado santo, que los llamados
los benditos,
los santos,
los reyes,
ustedes-
nosotros-
los mendigos,
los parías,
los malditos.
Nos vemos.