Feliz fin del mundo II

El fin no es una carrera contra la nada, sino una lucha por nuestras vidas. La interpretación de estás palabras, como es sabido por sentido común; serán tan diversas como absurdas.
Nombrar todos los problemas del mundo, nos conduce a lo urgente; Aquello que se convierte en una batalla dialéctica por defender nuestro terruño de pensamiento que cultivamos con el cuidado que se tendría en un quirófano o un laboratorio que sea a partir de las necesidades que tengan que ser sostenibles.
La ficción acontece primero en los cerebros, quizá como ficción, pero es una semilla; algo que “se necesita decir”. Ese algo tiende a ser la urgencia, sea eso lo que entienda el usuario de lenguaje escuchado.
Leer implica un trabajo de memorización, diremos una praxis.
Este quehacer no puede ser encerrado en los formatos primigenios, pero tampoco hemos de olvidarlos y aprovecharlos, según la necesidad que estemos tratando, las multiplicidades son dadas por sentado.
Y aquí se encuentran nuestras capacidades, nuestros miedos, nuestro subconsciente, obligándonos a usar la abducción.
Se nos presentan diferentes estudios, internacionales, para señalar un objetivo a trabajar como humanidad. Se han realizado actos que buscan señalar que la casa se está incendiando;



Repiten los científicos, a los que la gente confunde con magos, estamos en peligro.
¿Pero qué paso con la consciencia del cambio?
Podemos sumergirnos en el absurdo y hundirnos en aquel devenir de la ignorancia.
Podemos sacar la cabeza hacía donde podamos “quitarnos la presión homicida y feminicida”. Siendo la posibilidad un sinfín de mundos, hemos de medir la caída libre que nos espera en el vacío de este otro absurdo. La ironía que precede a la nada.
Por ello, entre el humor, el subconsciente, la acción local, las diferentes voces, el conocimiento científico, trabajo en equipo.
¿Qué harás?, ¿Con quién necesitas contactar?, ¿Qué está pasando?
Aquí en el feliz fin del mundo te necesitamos.