Elocuencia.

Aún falta, pero ella estaba lista, el reloj podía decir cualquier cosa, la verdad es que ella esta lista hace media hora. Se respira la agitación por las calles, otro sacrificio, después de tanto tiempo al fin se habían abierto las puertas del cielo.
Tres lunas desperdiciadas, por los miramientos de aquellas nubes que evitaban el sano derramamiento de sangre.
Por lo demás la ciudad seguía como siempre, con el mercado siempre en posesión de los sacerdotes renegados.
Las horas que podríamos pasar tratando de mejorar el planeta se ocupan en guerras, batallas, duelos, silencios.

El grito de la doncella marco una nueva época.
Las deudas perdonadas, mientras hubiera luna llena, una utopía que explorar.

Agente del caos.
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