OTRA VIDA.

Despojar a la existencia de su pesar, no es algo que pueda ocurrir de forma continua y general. Las condiciones son muchas, incluso se puede conocer el resultado del juego y aún así seguir jugando.

No puede menos que alarmarnos hasta donde hemos dejado entrar la opresión, la violencia, en fin el terror.

Una guerra intestina, nos desgarra y es agobiante que todo intento de cambias las cosas resulta en una contracción que termina por agotar la resistencia.

El otro es el enemigo, el otro es la opinión contraria, el otro es mi competencia.

No el terror, no se esconde en las noches peligrosas. Resalta a plena luz del día, con sus múltiples cabezas que hacen lo que quieren con la impunidad del ignorante, con la cárcel en la cabeza, y con una negación a la reflexión, como si la inteligencia, fuera de hecho algo violento.

El mundo se aferra a las herramientas terribles que le permiten «conquistar», inventar dicha palabra para un acto atroz y despues emplearla en las formas más cotidianas.

Mientras haya un esclavo, no somos libres.

La libertad que hemos de generar entre todos ha de ser liberadora, ha de ser consciente.

Las personas son lo que hacen, ¿cuantos esclavos tienes a tu cargo?, ¿Cuantas de nuestras cosas no fueron hechas por medio de la esclavitud.
Aunque esta sea contractual, la verdad es que estamos siendo constantemente complices del terror. Esclavos esclavistas.

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